Cuando anunciaron el Nintendo 64 yo tenía 10
años, ninguna consola y un hermano mayor con un Super Nintendo y muy pocas
ganas de compartirlo. Ese hermoso Super Nintendo, con todos esos pixeles, hasta
el momento la mejor consola de la historia, tan cerca y a la vez tan lejos de
mis manos inexpertas. Pero no todo era malo, por lo general me dejaba ver como jugaba y ese era el mejor momento de la tarde. Ni siquiera podía ser Luigi,
pero no importaba. El foquito del Super estaba prendido y yo estaba ahí, mientras Mario rescataba princesas y tipos musculosos peleando en japonés. El control estaba lejos, pero no importaba.
Pictured: not me.
Wikipedia
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Venía
heredando pantalones viejos y poleras de Bugs Bunny, era
cuestión de tiempo para que el Super sea mío. Pero no era suficiente.
Necesitaba
el Nintendo 64. Necesitaba algo mío por fin. Me pasaba mirando las fotos
de las
versiones Beta en las revistas Club Nintendo: Mario en
tres dimensiones, La Princesa Zelda y sus polígonos sexys, Link y todos
sus ángulos tocando la ocarina (¿what the fuck es una ocarina?). Así se
pasó el 96. Mi hermano se estaba haciendo grande, ya no le interesaba un
Nintendo nuevo. Esa Navidad estaba solo, nadie me iba a ayudar. Escribí
una
carta de 3 páginas con anverso y reverso, mi estúpida estrategia
consistió en
describir a detalle las novedades tecnológicas de la consola, en lugar
de
prometer mejores notas y comer ensalada o lavarme los dientes o cosas
que a Papa Noel le hubiesen interesado más que un procesador de 64 bits.
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Still not me.
Wikipedia
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No me acuerdo
que recibí de regalo, pero no fue el Nintendo. Eso ocasionó, para bien o para
mal, que deje de seguir para siempre la evolución de las consolas en primera
persona y que me quede anclado en el pasado de 16bits por la eternidad.
Mientras mis amigos jugaban Rouge Squadron y pasaban tardes divirtiéndose con
Super Smash Brothers o Pókemon Stadium, yo hacía dibujos obscenos en el Mario
Paint o jugaba de nuevo Super Mario World sin poder acabarlo. El Nintendo 64 era como
esa chica linda que me tenía perdidamente enamorado a pesar de que apenas la
conocía, que hablaba con todos mis amigos menos conmigo y que me parecía lo más
hermoso que jamás había visto, aunque si veo una foto de ella ahora claramente
ni siquiera era tan linda y tenía ese Superman 64 en la cara que no podías dejar de ver. A pesar de todo,
el Super me amaba en silencio, me acompañaba todas las tardes sabiendo que
soñaba con otra. Eventualmente lo superé. El año pasado conseguí un Nintendo 64
usado a un precio decente, y pude por fin jugar Ocarina of Time como la gente
(una ocarina es una flauta hípster, por si acaso). Si lo quieren saber, fue un poco
decepcionante. ¿Tenía las expectativas muy altas? ¿O es el Super el amor de mi
vida para siempre o algo así?
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El amor.
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Ah, bueno, el Dreamcast. En noviembre del 98, SEGA lanzó en Japón su último intento antes del fracaso total y la vergüenza mundial. Creo que lo jugué una vez en la casa de algún amigo que no tenía idea de videojuegos pero su papá tenía mucha plata y terminaba con un Jaguar o un 3DO o un Dreamcast o todos juntos y un montón de Tortugas Ninjas y cómo odiaba a ese niño. No me acuerdo mucho, creo que era una basura. Yo seguía enamorado del N64. En algún momento confuso de mi vida creo que tuve un Play Station 1 prestado, que fue como una aventura con una chica un poco más sexy pero tampoco tanto, y a pesar de todo el Super me seguía queriendo. ¡Todavía me quiere! Estamos enamorados y vamos a tener un Game Boy el mes que viene.
Ah, bueno, el Dreamcast. En noviembre del 98, SEGA lanzó en Japón su último intento antes del fracaso total y la vergüenza mundial. Creo que lo jugué una vez en la casa de algún amigo que no tenía idea de videojuegos pero su papá tenía mucha plata y terminaba con un Jaguar o un 3DO o un Dreamcast o todos juntos y un montón de Tortugas Ninjas y cómo odiaba a ese niño. No me acuerdo mucho, creo que era una basura. Yo seguía enamorado del N64. En algún momento confuso de mi vida creo que tuve un Play Station 1 prestado, que fue como una aventura con una chica un poco más sexy pero tampoco tanto, y a pesar de todo el Super me seguía queriendo. ¡Todavía me quiere! Estamos enamorados y vamos a tener un Game Boy el mes que viene.
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